martes, 22 de abril de 2008

Me estoy acostumbrando al silencio...


Han sido días de silencio. Entró por la ventana y se metió en mis sueños mientras dormía. Entonces callé. Me olvidé de las palabras, no pude recordar ni siquiera mi nombre, ni el de las cosas. No, no me vacié, al contrario, me sentí llena, completamente asqueada de palabras, frases e imágenes pesadas pero absolutamente vacías.
Aprendí a callar, y me acostumbré; creo que aún no termino de callar y de tanto silencio las palabras siguen acumulándose dentro… muy dentro. El tiempo quizá las hará salir, el tiempo quizá las borre, o mejor aún, las destruya. Y entonces desde ese lugar, desde el vacío completo, podré inventar un lenguaje nuevo.