Llegó la magia: vino con el agua. Y desde entonces no se ha ido, ha permanecido aquí, quieta. A pesar de los agujeros y los elefantes.
Llegó la magia: vino con el viento y las estrellas y las sonrisas.
No le gustan los elefantes pero los soporta: son muy grandes. Tampoco le agrada su memoria, todo recuerdan (seguro por eso son tan pesados). Ella dice que es mejor no recordar y olvidar y seguir: ligera.
Yo creo que tiene razón.
Nunca contesta mis preguntas. No hago las preguntas correctas, nunca las he hecho. Por eso me lleno de respuestas sin sentido, pesadas y abrumadoras. Dijo que debo de aprender a no preguntar y a sentir, y a vivir y a estar. Sólo estar. "No hay nada de malo con eso".
A veces se esconde. Dice que me esperará afuera del laberinto, que le dan miedo y no me acompañará hasta allá. Se sienta a esperar, nos ve con compasión, y lástima y coraje. No le gustan los laberintos: esos agujeros negros. Se sienta y observa y se ríe y espera; sobre todo eso: espera a que pase, a que salga medio aturdida. Entonces me abraza y dice que todo estará bien, pero que tengo que aprender a alejarme de ellos. "Tienes que aprender a respirar".
Le gusta estar y pasear, le gustan los libros y los helados.
3 comentarios:
Andas muy activa en las entrada.
¡Me gusta! La verdad.
Nice =) like the change of mood..
Me agrada la magia (la del post).
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