viernes, 15 de agosto de 2008

Se ama más en el silencio que en el grito...



No somos héroes. Nunca lo fuimos. Intentar escribirte resulta en veces inútil, otras tantas imposible. No se puede contar lo que nunca fue, no podemos abrazar sueños que no nos tocaron, ni recordar aromas que no nos pertenecieron. Contarla se convierte en el último acto desesperado por aferrarnos, aferrarme a la idea de ti.


Todo es mentira, nada es cierto, incluso estas líneas. Cuando se piensa bien, con cuidado, lejos de los eufemismos y de las falsas imágenes que invariablemente todos nos dibujamos, se alcanza a presentir. Libres de los seguros, de las ideas que parecen inmutables y que en realidad sólo están ahí orgullosas, traicioneras, pendiendo de los hilos de nuestra mente; se puede sentir, casi palpar, casi tocar, la terrible pero aun así liberadora sensación del sin sentido. Cargamos tanto nuestras vidas con mentiras, con frases hechas, que terminamos por llenarnos, asquearnos de la nada.


Desesperados, angustiados por darle un dios a nuestras oraciones, un nombre a nuestros vacíos, nos encadenamos para darle un “hasta que la muerte los separe” a nuestra soledad. No hay certezas, no puede haberlas. Estamos solos.


Tu mirada impertinente. No pude salvarte, quiero que te quedes ahí, en el abismo.


2 comentarios:

B. dijo...

¡Qué maravilla Mariana! En serio me conmovió hasta la última palabra... me dejas en silencio.

Gracias por compartir el texto.

Roque dijo...

Además del silencio... No sabes qué sensación me deja tu post!