lunes, 3 de agosto de 2009

De Príncipes y Princesas


- Es un príncipe.



- ¿Cómo un príncipe?



- Sí, de esos que hace Disney. Yo pensé que no existían. Parece que no tiene defecto alguno. Y esa sonrisa...



- Sí, pero tú no eres una princesa.



- Ja! Sí, tienes razón.


Nunca he creído en los príncipes... en los azules menos; prueba de ello es que siempre he buscado (y vaya que me he encontrado con especímenes de colección) su antítesis. Me he empeñado en comprobar que se puede ser feliz y tener una historia "de cuento de hadas" con hombres egoístas, con pasados oscuros, con el corazón y la vida hecha un desastre monumental.

Rescatarlos y salvarlos y aceptarlos con sus vacíos se convirtió en mi deporte favorito. Todavía creo que en realidad es dificil que exista el príncipe encantado que llegará en un corsel blanco a rescatarme de.... bueno... de lo que sea (Emilio González por ejemplo).


Ahora es distinto. He buscado, observado, analizado y no: no hay rastros de un pasado tormentoso, ni de manías esquizofrenicas. No es un mujeriego empedernido, no hay vacíos irremediablemente suyos, ni complejos que superar pasando por encima de mí.


No sé cómo tratarlo porque me había acostumbrado a dar terapias de superación personal; porque me había acostumbrado a llorar y enojarme y a no ser relevante y a siempre "dar sin esperar nada", a "amar incondiconalmente"....



Me deja en ceros y sin saber qué decir o hacer o pensar o sentir.... y... creo que me gusta.






4 comentarios:

B. dijo...

Jaja, imagino que tuviste la misma conversación con varias personas y no sólo conmigo.

Porque yo para nada te dije eso...

M* dijo...

Jajaja, no. De hecho sólo la tuve contigo y conmigo misma... si tú no contestaste eso... ¿entonces?

dayanna* dijo...

Jajajajajaja... yo sí soy una princesa ;) pfffffffffffffffff

Anónimo dijo...

Fragmento de "Sonatina" de Rubén Darío.

...
¡Calla, calla, princesa dice el hada madrina,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte ,
a encenderte los labios con su beso de amor!